El singular nace del plural

Diari ARA 30 de junio 2020

 

Muchos singulares juntos hacen un plural, nos decían de pequeñas en la escuela. Hoy pienso que es curioso que nuestras maestras no hubieran aprendido que el plural es anterior al singular cuando ellas mismas salían de tres años de guerra.

Norbert Elias en su libro El proceso de la civilización, publicado en castellano en 1988, explicó que, más que las personas consideradas una a una, son los grupos humanos los que necesitan asegurar su pervivencia y es en ellos donde radica el deseo humano de eternidad -hoy sabemos muy bien que el entorno social en el que un niño llega al mundo dice mucho de las posibilidades que se le ofrecerán.

La pandemia en la que ahora estamos inmersos anticipa el plural al singular sin excepciones. Nadie es lo suficientemente fuerte para vivir solo. Nadie es lo suficientemente fuerte para vivir sola. Se ha hecho evidente que hay que tener en cuenta la población en su conjunto para organizar el apoyo médico y no sobresaturar un sistema de salud del que dependemos todos. Que hay que comprar con medida para asegurar una buena distribución de los productos de primera necesidad. Que hay que entender que el reciclaje ya no es una opción sino una obligación inexcusable...

Encerrados cada uno en su casa, todas las generaciones que constituyen hoy la humanidad han sentido la necesidad de los demás. Como en las improvisaciones de jazz, a todo el mundo le ha hecho falta escuchar con atención el ritmo marcado por el conjunto para poder ir construyendo su solo. El ritmo de fondo ha sido el marco indiscutible de muchas decisiones personales.

Los abuelos y abuelas han requerido la ayuda de las niñas y los jóvenes de la familia para poder utilizar adecuadamente las redes sociales, los padres y madres han sido conscientes de hasta que punto afectaba sus vidas el cierre de los centros escolares y de ocio, los trabajadores se han dado cuenta que habrá que amoldarse a los nuevos requerimientos y estar dispuestos a una flexibilidad laboral por la que tal vez serán necesarios conocimientos no adquiridos hasta ahora. Los adultos se han preguntado, en algún momento, sobre el abastecimiento de productos de primera necesidad. Los niños y las niñas han descubierto contenidos y formas de acceso al conocimiento no descritas en sus planes de estudio. Los medios de comunicación han ido introduciendo programaciones nuevas para entretener de forma continuada las audiencias y todos los centros culturales han abierto las puertas de sus archivos patrimoniales para el uso, libre y gratuito, de la población.

Por otra parte, el aspecto sanitario que ha desatado esta cadena de reacciones también ha llevado a primera página una de las preocupaciones permanentes en la historia humana: el cara a cara con la vida y la muerte.

La imagen de la humanidad entera quieta y confrontada con la fragilidad de la vida creo que es una de las razones que ha hecho que la ciudadanía respetara sin grandes quejas el confinamiento absoluto, que aplaudiera cada tarde al personal sanitario, que se alejara a los abuelos los nietos y nietas a pesar de las complicaciones familiares que esto ha podido suponer, que se hablara más abiertamente sobre qué significa de verdad convivir con otras personas ...

Durante unos meses, más que obedecer las órdenes de los dirigentes, jóvenes y mayores pueden haber reaccionado ante la invitación a pensar quiénes son y qué tipo de vida quieren vivir. Aceptar esta invitación ilumina territorios que quizás eran poco visibles en el pasado frenético del que veníamos.

Y es sobre esta música de fondo, marcada por el aislamiento y la necesidad reflexiva, que la educación ha entrado por la puerta grande a todos los ordenadores - no sólo a los de los estudiantes.

Nos han sido ofrecidos festivales de cine y de música, conciertos, obras de teatro, lecturas, entrevistas con sabias o expertos de diferentes ámbitos, cursos de cocina, jardinería o gimnasia, documentales de todo tipo ... Tal ha sido la simplicidad de acceso que, en poco tiempo, hemos perfeccionado habilidades poco ejercitadas con anterioridad. Todo el mundo ha podido sentir en algún momento que se estaba educando.

Hace más de 80 años, Norbert Elias escribía: "nos hemos hecho muy incapaces por lo que respecta a la supervivencia". Vale la pena recordarlo ahora que sabemos bien qué significa esta afirmación y asegurar que la apertura patrimonial a la ciudadanía no tenga vuelta atrás. Es urgente encontrar las formas más adecuadas para hacerlo. Sólo alimentando la permeabilidad cultural, que tantas personas han experimentado en esta situación tan anómala, podrán cambiar algunas rutinas que nos ahogan, tales como el enfrentamiento sistemático entre cultura y educación.

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